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Lo que se celebra con el día de muertos es a los antepasados y a la oportunidad única de que regresen a compartir con los vivos.
Las fiestas de Todos los Santos y de Los Fieles Difuntos aparecen en el santoral católico desde el período comprendido entre los años 827-844 de nuestra Era, por disposición del Papa Gregorio IV.
Se le ha comparado con lo que originalmente fue la
celebración prehispánica del fin del ciclo agrícola de temporal.
Para los antiguos mexicanos, Mictlantecuhtli, el
dios de la muerte, libera al hombre de sus penas, y el viaje después de la
muerte no depende de la vida que llevó el difunto, sino de la manera cómo le
tocó morir. Después de la muerte, los guerreros alzaban vuelo alrededor del sol
convertidos en colibríes y mariposas. Con ellos, alzaban vuelo las mujeres que
habían muerto de parto, dadoras de vida, ellas mismas guerreras.
Aquellos que habían muerto en circunstancias
relacionadas con el agua -como ahogados, fulminados por un rayo o de gota o
hidropesía- jugaban dichosos en el paraíso de la eterna primavera. Los niños
iban al Árbol Nodriza, que goteaba leche para ellos. Todos los demás iban al
Mictlán, con sus nueve mundos subterráneos y fríos, donde se desvanecían paulatinamente
hasta la quietud total.
Según Fray Diego Durán, los indígenas nahuas tenían
dos fiestas dedicadas al culto de los muertos: Miccailhuitontli o Fiesta de los
muertitos, celebrada el 9 mes nahua (agosto) y la Fiesta Grande de los muertos,
el décimo mes del año nahua. Dice Durán que pudo observar que el día de Todos
los Santos ponían ofrenda a los niños muertos, y al día siguiente ponían otra
para los adultos, dejando de hacerlo en agosto, cuando acostumbraban, para
aparentar que festejaban celebraciones cristianas. Igualmente, los españoles
heredaron de los celtas la tradición de celebrar el día 1 de noviembre la
fiesta de fin del año y dedicaron el mes a las “ánimas”.
En México la tradición prehispánica y la española,
con sus raíces celtas, se amalgamaron para hacer de esta fecha una celebración
en la que se conjugan ambas culturas.
Desde el siglo XVII hay antecedentes de la
celebración “jocosa” de los muertos. Desde entonces se confeccionaban unos
“entierros” con figuras humanas cuyas cabezas eran de garbanzos y el traje de
papel negro, simulando al difunto y a los padres trinitarios, quienes se
encargaban de llevar los cadáveres de la gente humilde al camposanto. Esta
tradición sigue vigente hasta nuestros días.
También se hacían tumbas de tejamanil negras con
adornos blancos y con candelabros de carrizo y una figura de barro
representando al difunto. Hoy se hacen juguetes, dulces, miniaturas y todo tipo
de figuras que celebran y recuerdan la muerte, llamada popularmente "la
parca", "la calaca", "la huesuda", "la
dientona", "la flaca", etc. Además de figuras y dulces, la
muerte aparece en el teatro, en la música popular y en las llamadas
"calaveras", rimas que se burlan de los vivos y las razones por las
que se los va a llevar "la fría”. Las calaveras se dirigen a políticos y
figuras públicas, entre sí a familiares o compañeros de escuela o de trabajo.
La página yaia.com señala que los orígenes de la
celebración del Día de Muertos en México pueden ser trazados hasta la época de
los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purépechas, Nahuas
y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron
por estas civilizaciones por lo menos durante los pasados 3 mil años. En la era
prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y
mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos
cayó en el noveno el mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de
agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran
presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la "Dama de la
muerte" (actualmente corresponde con "la Catrina"). Las
festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de
parientes fallecidos
Cuando los conquistadores españoles llegaron a
América en el siglo XV, ellos estuvieron aterrados por las practicas paganas de
los indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al
catolicismo movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviembre para
que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los Santos y
Todas las Almas.
El Día de Todos los Santos es un día después de
Halloween, donde este último fue también un ritual pagano de Samhain, el día
céltico del banquete de los muertos. Los españoles combinaron las costumbres de
Halloween con el festival similar mesoamericano, creando de este modo el Día de
Muertos.
Cercana a esta celebración se encuentra el Día de
Todos Los Santos, fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición
cristiana. En los países de tradición católica, se celebra el 1 y 2 de
noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo
después del Pentecostés. En ella se veneran a todos
los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario eclesial. Por
tradición es un día feriado no laborable.
En
México se hacen ofrendas para agasajar a los fallecidos y celebrar esos dos
días, que se quitan el día 2 por la noche, pudiéndose consumir en ese momento.
Es importante conocer y entender nuestras tradiciones, sobre todo para saber defendernos de fiestas paganas como lo es el Hallowen. Felicidades por la nota.
ResponderEliminar¡Gracias! Todo es para mayor gloria de Dios y servir a nuestros hermanos.
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